El consumo de energía de los hogares en España supone una quinta parte del total que se consume en el país.

Se trata de uno de los gastos fijos más destacados para cualquier unidad familiar y su control puede suponer un importante ahorro.
Así, atendiendo a los datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la principal fuente de consumo en el hogar es la calefacción que, en zonas frías, puede suponer el 71% de la factura. Le siguen los electrodomésticos, el agua caliente, la cocina y la iluminación. Con el fin de que ahorres en electricidad y consigas que la factura de la luz no se convierta en un problema, te proponemos cinco sencillos trucos que te ayudarán a alcanzar ese objetivo, podrás aplicar en tu hogar sin dificultades y que no supondrán un desembolso muy grande.
1. El aislamiento de la casa es fundamental
Tener la casa bien aislada puede traducirse en un ahorro en la factura considerable. Aunque lo ideal es que un experto ejecute una reforma en la vivienda con ese fin, uno mismo puede contribuir con algunas intervenciones básicas.
Por ejemplo, comprobar dónde se encuentran posibles fugas de aire, como ventanas o puertas, y aplicarles un sellado sencillo con el producto adecuado, como silicona. Renovar las ventanas de tu vivienda es la opción que te va a permitir un mayor ahorro aunque tendrás que llevar a cabo una inversión inicial importante.
Tanto una ventana de aluminio como de PVC te pueden ofrecer un alto aislamiento y hermeticidad. Si quieres el mejor aislamiento opta por ventanas abatibles y no las correderas. Es importante que elijas una ventana con doble acristalamiento y con un vidrio de calidad.
También es fundamental que los perfiles si son de aluminio sean con rotura del puente térmico (RPT). También puedes ayudas a mejorar el ahorro colocando cortinas junto a las ventanas y puertas y alfombras en el suelo para reducir la transmisión del frío o el calor.
2. Cambia las bombillas antiguas por iluminación LED
Una lámpara halógena consume diez veces más electricidad que una bombilla LED. La Unión Europea ya ha prohibido por ejemplo la comercialización de lámparas halógenas por lo que cuanto antes hagas el cambio mucho mejor.
Es cierto que este tipo de tecnología supone un desembolso inicial más alto, ya que son más caras, pero hay que tener en cuenta que, además, tienen una vida útil mucho más larga. Actualmente la tecnología led ha avanzado mucho y los precios se han reducido en la misma proporción. Si cambias toda la iluminación de tu casa (focos del techo, luces en cocina y baño, lámparas, etc…) vas a conseguir un buen ahorro de dinero.
En tu cocina si tienes el techo bajado, puedes colocar downlights de leds encastrados en el techo u otras pantallas de leds decorativas.
También existen tiras de leds muy prácticas para su instalación debajo de los muebles colgables para iluminar tus zonas de trabajo. En el baño los focos leds en el techo son la mejor solución. En zonas como dormitorios o salones no es necesaria una luz muy intensa, se puede optar por luces más cálidas pero también de led ya que actualmente existen diferentes tonalidades. Se acabó el relacionar la iluminación led con luz fría.
3. No te fíes del stand-by: desenchufa Ahorra con contratos de energía a tu medida.
Cuando no estés usando un dispositivo, apágalo del todo siempre que sea posible. Electrodomésticos como el televisor, la minicadena o el monitor del pc suelen quedarse en modo stand-by hasta que volvemos a utilizarlos.
Este pequeño detalle, del que no solemos percatarnos apenas, puede alcanzar el 10% del gasto en energía. También puedes ahorrar dinero si tienes una tarifa en la que tengas un coste más reducido de la luz en algunos horarios (por la noche por ejemplo). Algunas compañías incluso tienen contratos en los que puedes elegir una flanja horaria o día de la semana en el que la luz te puede salir gratis. Puedes aprovechar esas horas o ese día para algunas tareas que realizas en casa (planchar, poner tus electrodomésticos, cocinar, etc…). Infórmate en los diferentes distribuidores de tu ciudad y elige la tarifa que más se adapte a tus necesidades o a los horarios en que estás en tu casa.


4. No dejes encendida la calefacción cuando no estás
Si vas a pasar un tiempo fuera de la casa, no programes la calefacción hasta que no estés a punto de volver. Así, con que se encienda una media hora antes de que llegues será suficiente para encontrarte la casa atemperada y ahorrar todo el tiempo que has estado ausente.
Actualmente tienes termostatos inteligentes que pueden ofrecerte un ahorro en calefacción importante; son los termostatos modulantes, que según la temperatura de tu vivienda y la temperatura que has indicado va graduando la intensidad de la calefacción para conseguir optimizar el consumo. Además algunos te ofrecen la posibilidad de conexión a través de una aplicación del móvil desde fuera de casa, así como la posibilidad de programarlos. Si tienes caldera y es vieja, plantéate cambiarla por una caldera de condensación nueva eficiente con la que ahorrarás gasto en calefacción y agua caliente. Una caldera de elevada modulación te permitirá optimizar su funcionamiento y ganar en bienestar y confort.
Por supuesto, no debes elegir temperaturas muy altas en el termostato. En invierno una temperatura de 20-21 grados es más que suficiente y en verano una temperatura de 25-26 puede ser la más adecuada para lograr un buen confort en tu hogar.
Además ten en cuenta que en invierno tu cuerpo se acostumbra a una temperatura exterior más baja y un contraste alto con la de tu vivienda puede ocasionarte los catarros tan habituales y otros problemas de salud, lo mismo en verano: a veces abusamos del aire acondicionado en casa cuando con un ventilador en muchos casos es más que suficiente.
Y recuerda que los aparatos de aire acondicionado con bomba de calor pueden ser una buena solución por ejemplo si tienes calefacción central en tu piso y no la han conectado todavía. Estos aparatos te calientan muy rápidamente la estancia y el consumo es más bajo que otro tipo de estufas eléctricas. Actualmente tienes termostatos inteligentes que pueden ofrecerte un ahorro en calefacción importante.
5. Elige electrodomésticos eficientes para tu hogar.
Tener en tu vivienda electrodomésticos eficientes de categoría A o superior te va a permitir ahorrar bastante dinero en electricidad, en algunos casos también en agua. Por ejemplo un frigorífico puede llegar a consumir el 30% del total de electrodomésticos de tu hogar. En el caso de un frigorífico A+++ el ahorro puede ser de más de 55 euros al año respecto a un frigorífico de calificación energética B.
Otra opción muy recomendable es usar el microondas para calentar alimentos o tener una encimera de inducción, mucho más eficiente que una vitrocerámica normal.
También tienes lavadoras o lavavajillas de media carga que te permiten ahorro de agua y luz. Si vas a comprar una campana para tu cocina pregunta por sus características y consumo y no olvides que una limpieza regular ayudará a su mejor funcionamiento y óptimo rendimiento.
En resumen siempre comprueba la etiqueta energética del electrodoméstico que vayas adquirir, incluso los pequeños electrodomésticos como una plancha. Intenta evitar las típicas estufas pequeñas de infrarrojos o aire ya que suelen tener un consumo muy alto.