Lo primero que debemos hacer a la hora de afrontar la rehabilitación de nuestra casa es determinar cuáles van a ser nuestras necesidades. Antes de escuchar los consejos de nuestros familiares o amigos debemos centrarnos en cuál va a ser el uso que vamos a dar a la vivienda.
¿Cuantas personas van a usar la vivienda? ¿Qué personas van a vivir en ella?
No es lo mismo reformar una vivienda para el uso de un matrimonio de avanzada edad o una persona con una minusvalía física, en cuyo caso habría que cuidar aspectos de accesibilidad, que una vivienda donde va a vivir un matrimonio joven con hijos pequeños en cuyo caso habrá que cuidar aspectos de seguridad y mantenimiento o una persona soltera donde seguramente se buscará una vivienda práctica y de fácil uso.
¿La casa va a ser residencia habitual o una segunda residencia?
Se pueden establecer diferentes prioridades en cada caso. Si la vivienda a reformar es para alquilar lo normal es realizar una reforma básica de instalaciones y elegir materiales no excesivamente caros pero resistentes al uso. Si es para la residencia habitual elegiremos una reforma de altas calidades que nos ofrezca un mayor confort en el uso diario.
¿Dónde está situada la vivienda?
No es lo mismo una vivienda unifamiliar que un piso. Incluso puede variar si es un primer piso (puede estar expuesto a humedades) o un último piso (estará expuesto más a temperaturas extremas). Si está expuesta a temperaturas extremas puede ser conveniente priorizar aspectos relacionados con el aislamiento térmico con un buen cerramiento exterior o sistemas avanzados de climatización especialmente si son viviendas unifamiliares: aerotermia, suelo radiante, etc. o en caso de estar expuesta a humedades por ejemplo en zonas de playa elegir materiales resistentes a la humedad, especialmente suelos y mobiliario.

¿Cuantas habitaciones vamos a necesitar? ¿Vamos a precisar más espacio para almacenamiento? ¿Un baño o dos baños?
¿Mantenemos la cocina o hacemos una cocina office en la que vamos a comer, o una cocina abierta al salón?
Debemos sentarnos tranquilamente y pensar en el uso que vamos a dar a nuestra vivienda, qué nos gustaría que tuviera, etc. Y hacernos una lista ordenando y priorizando nuestras necesidades.
También tenemos que valorar el estado de la vivienda, los años de construcción, el año en que se hizo la última reforma, ver qué reformas vamos a tener que hacer obligatoriamente. Es importante asegurarnos que la instalación de fontanería no nos pueda dar problemas en el futuro. Para todo ello una empresa especializada va a ofrecernos su asesoramiento para tomar la decisión más correcta.
Otro aspecto destacable es conseguir una vivienda más eficiente, con un menor consumo de energía y agua, mejor aislamiento, sistemas de frío y calor más ecológicos y que nos van a permitir un ahorro importante cada mes por lo que una parte de la inversión la recuperaremos a lo largo de los siguientes años. A la hora de realizar cambios en la distribución de las habitaciones o si queremos tirar tabiques, es conveniente <strong>contar siempre con la ayuda de un buen profesional. Para ello debemos fijarnos un presupuesto del que dispongamos, aunque a veces la empresa de reformas pueda ofrecernos algún tipo de financiación en muy buenas condiciones. Sin olvidarnos de prestar especial atención a que nos permita afrontar la reforma completa sin que afecte negativamente a nuestra economía familiar.